El mundo ha sido testigo de los cambios que ha sufrido, buenos para algunos y malos para otros, pero ¿qué sucedió con la flora y fauna que tanto decíamos cuidar?

Un terreno ocupado por 7,1 millones de habitantes debe perecer, sin embargo, hemos presenciado cómo la vida se abre paso de una manera extraordinaria, el Río Bogotá, pese a su nivel de contaminación, se ha convertido en el albergue de aves, peces y hasta un cocodrilo que fue captado recientemente poniendo sus huevos en la cuenca baja de la afluente.

Cada vez más personas se unen y con ellas ideas que buscan reivindicarnos con la vida, es así como nace La Felicidad, un proyecto inmobiliario ubicado en un lugar neurálgico de la ciudad que no solo le abrió sus puertas a compradores, sino que se atrevió a liberar hectáreas de zonas verdes donde la fauna y flora podrán reencontrarse con su verdadero hogar.

Debemos ser conscientes de lo que hacemos, dónde vivimos y lo que consumimos, solo así descubriremos de qué forma estamos impactando a una ciudad que está al borde de la extinción.